Cambiando el mindset laboral: no todo es sobre costo

SODITAL Perú
5 min readAug 4, 2020

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Por: Christa Caro, Directora de Asuntos Laborales de la Sociedad de Derecho y Empresas Digitales

De acuerdo a los resultados de la octava edición anual de la encuesta Millennial Survey de Deloitte (2019), en el Perú el 53% de millennials que trabajan cree que la revolución 4.0 hará más difícil conseguir o cambiar de trabajo en el futuro. Sin embargo, el 75% dejaría su trabajo actual en los próximos 2 años si tuviera otra opción. Estas cifras, que demuestran pesimismo e insatisfacción laboral, se contrastan y comprenden al conocer su principal deseo: el 63% de los millennials en el Perú desea iniciar su propio negocio y el 98% consideraría como una posibilidad unirse a un sistema de economía gig (economía colaborativa).

foto por Fox / Pexels

Hoy se cuenta con mayores facilidades para iniciar un negocio propio, gracias a los nuevos modelos que permiten las nuevas tecnologías. Los negocios inician como emprendimientos digitales, muchos de ellos en incubadoras.

Sin embargo, estos emprendimientos digitales que nacen siendo pequeños, enfrentan desafíos que no son pequeños. Uno de ellos es el relacionado con la administración y organización del personal que contratan, debido a las estrictas leyes laborales peruanas y los altos costos relacionados con las cargas sociales y los despidos. Este desafío se hace aún más problemático debido, principalmente, a cuatro factores:

  • Negocio chico, infierno grande: el tamaño. Los emprendimientos digitales pueden nacer en un aula universitaria (el 80% de incubadoras en el Perú pertenecen a universidades), una habitación o un café. Lo cierto es que los emprendedores, al menos al iniciar la actividad empresarial, no pueden darse el lujo de contratar un especialista en administración de personal o un abogado laboralista que les diga cómo y de qué forma contratar. Lo usual es que el mismo propietario del negocio reclute, contrate, remunere y despida a los trabajadores.
  • Los últimos deberían ser los primeros: las prioridades. La forma de administrar y organizar a los trabajadores no ocupa el mismo nivel de prioridad que las gestiones financieras, el marketing y la atención y satisfacción al cliente.
  • El remedio es peor que la enfermedad: la informalidad. El Perú cuenta con la cifra alarmante de 72.6% de informalidad laboral (INEI, 2019) y no podría ser diferente en negocios digitales que, a consecuencia de los otros dos factores señalados; y, a los altos costos laborales y cargas sociales, se ven obligados a sobrevivir y atraer talento sobre una base informal.
  • Dos amigos que crearon una empresa en un garaje y no facturaron millones: el riesgo del negocio. Diversos estudios indican que entre 8 y 9 de cada 10 emprendimientos peruanos fracasan antes de los 5 años de actividad (Banco Mundial, Foro Económico Mundial, 2018). En el caso de los emprendimientos digitales probablemente la data no sea distinta, ya que son negocios de alto riesgo debido a su calidad innovadora y por las barreras que encuentran al no encontrar en el Perú un ecosistema que les facilite el camino.
Foto por Tim Gouw / Pexels

Los factores descritos colocan a los emprendimientos digitales en desventaja, siendo más probable que ignoren las alternativas que brinda la legislación relacionada a la contratación de personal y los lleve a caer en el error de no saber diferenciar entre los trabajadores dependientes y los independientes, dándoles un trato inadecuado.

Frente a este escenario complejo, es importante que los emprendimientos digitales sí cuentan con una serie de posibilidades para relacionarse o vincularse con sus colaboradores. Así, dependiendo de la naturaleza del servicio que van a requerir, podrían optar entre la contratación de trabajadores dependientes o la contratación de profesionales independientes, bajo los siguientes esquemas:

  • Dependientes. Si se necesita contratar trabajadores dependientes, es posible que el empresario se acoja a los beneficios que otorga el régimen laboral especial de la micro y pequeña empresa enmarcado en el Decreto Supremo N° 13–2013-Produce, el cual es un régimen laboral creado para los emprendedores que tengan ventas anuales máximas de 150 UIT (microempresa) o 1700 UIT (pequeña empresa) y se inscriban a través de la plataforma del Ministerio de Trabajo y Promoción del Empleo, en el Registro Nacional de la Micro y Pequeña Empresa — REMYPE. Este régimen representa un ahorro importante en costos laborales: el costo laboral es del 13% en microempresas frente al 45% del régimen laboral común. En costos de despido ello representa un ahorro del 75% como máximo.

Otra opción para el caso de requerir trabajadores dependientes es la contratación a tiempo parcial con un promedio diario menor a cuatro horas de trabajo. Bajo este tipo de contratos laborales, los costos laborales también se reducen significativamente: por ejemplo, las vacaciones pueden ser de 6 días al año y no hay derecho a CTS. No existen los costos de despido.

  • Independientes. Bajo este esquema, las modalidades de vinculación que encontramos se pueden clasificar en tradicionales y alternativas.

Dentro de la modalidad tradicional de trabajadores independientes, se encuentran los free lancers, que son personas que trabajan de forma autónoma, bajo exclusividad o no y a quienes, por lo general, se les paga por unidad de tiempo o producto. Como modalidad alternativa, tenemos a los trabajadores gig, que aportan sus conocimientos a uno o varios negocios para desarrollar micro tareas o para completar una fase de trabajo específica, a través de un intercambio colaborativo; y a los trabajadores crowd, que son redes de talento o equipos de trabajo en línea que compiten para participar en un proyecto.

foto por Helena Lopes / Pexels

El vínculo con trabajadores independientes no genera costos laborales ni cargas sociales. Sin embargo, tiene asociada una equivocada percepción que lleva a pensar a los fiscalizadores y jueces laborales que, en su mayoría no están familiarizados con estas formas modernas de vinculación deslocalizada, sin horario, sin oficina y sin una sustancial subordinación del prestador del servicio al empresario (emprendedor digital en este caso); que, de lo que se trata es de esconder un vínculo de naturaleza laboral para evadir responsabilidades. Es decir, se parte de la conclusión errónea de que todo empresario es perverso, lo cual no es cierto.

¿Qué nos toca hacer? Ayudar a todos a aprovechar mejor la economía digital y a adaptar esquemas de contratación laboral y vinculación profesional flexibles para estas nuevas realidades. Ello permitirá reducir costos y contribuirá con el crecimiento de los negocios digitales, promoviendo además que las personas puedan elegir la mejor manera de realizarse como profesionales. Cambiemos también el mindset laboral.

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